Camino de Santiago Etapa 7/17: Logroño – Belorado

Distancia

71 Km

Desnivel acumulado

+850 m aprox.

Tiempo en movimiento

4h 32 min.

Velocidad media

15,7 km/h

Track

Wikiloc o komoot

Dureza (Escala de dureza)

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El día amaneció gris y cubierto, aunque la previsión no anunciaba lluvia y pronto se intuía que el cielo terminaría por abrirse. En pleno agosto, esas mañanas en las que el sol se muestra tímido son un auténtico regalo para quienes pedaleamos cargados de kilómetros.

Salimos de Logroño atravesando sus calles en dirección suroeste, siguiendo fielmente las flechas amarillas del Camino de Santiago. Desde el primer momento se notaba que ya rodábamos por el recorrido más famoso, el Camino Francés: la señalización abundaba y los peregrinos empezaban a multiplicarse, recordándonos que formábamos parte de una marea humana que avanza con el mismo destino.

Al despedirnos del río Ebro dejamos atrás también la comodidad del terreno llano. La etapa fue un ascenso constante, sin grandes muros pero sí con un desnivel progresivo que nos llevó a superar los 800 metros de altitud. Era la antesala de la meseta castellana, al abrigo del Sistema Ibérico.

Las subidas volvieron a poner a prueba la pierna de Raúl. El cuádriceps, resentido desde la paliza de los 120 kilómetros entre Fuentes de Ebro y Tudela, empezó a quejarse otra vez. El masaje del día anterior había aliviado el dolor, pero en los últimos kilómetros reapareció con fuerza y nos obligó a detenernos en un par de ocasiones para no forzar más de la cuenta. El silencio de Raúl hablaba por sí solo: recordaba aquel sobreesfuerzo con rabia contenida.

Pronto dejamos atrás el estanque de La Grajera, a escasos kilómetros de Logroño, y atravesamos pueblos cargados de historia como Navarrete, Nájera y Azofra. En uno de los tramos más exigentes, un sendero empinado y pedregoso, no nos quedó otra que desmontar y empujar el tándem. La bicicleta parecía pesar el triple entre los surcos y las piedras sueltas.

En el camino nos cruzamos de nuevo con Max. Aunque había salido antes que nosotros, lo alcanzamos varios kilómetros más adelante. Esta vez cada uno continuó a su ritmo: él, con su equipaje enorme, prefería avanzar más despacio; nosotros necesitábamos mantener un paso constante para no perder inercia.

En el kilómetro 49 apareció ante nosotros Santo Domingo de la Calzada, probablemente el pueblo más bonito de la jornada. Nos detuvimos en el centro histórico, a los pies de su catedral, para tomar un respiro y guardar en fotos ese momento.

Tomando un respiro en Santo Domingo de la Calzada, a los pies de la Catedral.

La ruta prosiguió hacia poniente, atravesando localidades pequeñas y encantadoras como Redecilla del Camino y Castildelgado. A la derecha se desplegaban interminables campos de cultivo ya secos bajo el sol de agosto; a la izquierda, las sierras del Sistema Ibérico se dibujaban en el horizonte, cubiertas de bosques que parecían observarnos desde la distancia.

Finalmente alcanzamos Belorado. El ambiente en la Plaza Mayor era festivo: la hora de la comida llenaba terrazas y bares. Tras una ducha rápida en el hotel, nos dejamos tentar por un restaurante de la plaza antes de dedicar la tarde al descanso y la recuperación. El pueblo era pequeño, acogedor y fácil de recorrer, pero lo que realmente necesitábamos era dejar que los músculos se relajaran.

La etapa había sido tan dura como hermosa. Sabíamos que a partir de ahora llegarían jornadas exigentes, sobre todo en las montañas gallegas, pero también éramos conscientes de lo mucho que ya habíamos logrado. En apenas siete días habíamos atravesado cuatro comunidades: Cataluña, Aragón, Navarra y La Rioja. Nos hacía ilusión cada vez que un cartel nos daba la bienvenida a una nueva tierra, aunque éramos conscientes de que el siguiente tardaríamos días en verlo.

Mural del Camino de Santiago en Belorado.

Alojamiento

Nuestras recomendaciones:

  • En esta zona, ya en el Camino Francés, en temporada alta preocúpate del alojamiento, ya que puede haber una gran afluencia de peregrinos y puede costar encontrar si no se ha reservado con antelación.
  • Aconsejamos tomarse con calma la etapa y disfrutar de los pequeños y bellos pueblos por los que pasa El Camino.
  • Cuidado con los peregrinos a pie: Aunque no encontramos grandes aglomeraciones, ya se empiezan a ver pequeños grupitos de peregrinos caminando con los que deberemos compartir el trazado en muchas ocasiones.

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