Vuelta a La Segarra y El Urgell

Distancia

123Km

Desnivel acumulado

+1290m aprox.

Tiempo en movimiento

5h 56min.

Velocidad media

20,7 km/h

Track

Wikiloc o komoot

Dureza (Escala de dureza)

Powered by Wikiloc

Conociendo la zona

Las comarcas de El Urgell y La Segarra, situadas en el corazón de Cataluña central (provincia de Lleida), conforman un territorio de contrastes suaves pero llenos de personalidad. A primera vista, podrían parecer similares por sus paisajes tranquilos y sus extensas llanuras, pero cada una ofrece matices únicos tanto a nivel geográfico como cultural.

El Urgell se extiende por el fértil valle del río Segre, y destaca por sus paisajes abiertos, de suaves colinas y terrenos cultivados. Aquí predomina una agricultura rica y variada, junto con pequeños pueblos que conservan un notable patrimonio medieval, donde el tiempo parece pasar más despacio.

La Segarra, por su parte, presenta una geografía también llana u ondulada, pero con un carácter algo más seco y agreste. Sus campos de cereal y legumbres, salpicados por zonas de dehesa, pinares y bosques aclarados, definen un paisaje rural sobrio pero enormemente fotogénico.

En ambas regiones, la huella medieval es profunda: castillos, iglesias románicas y pueblos fortificados nos hablan de un pasado fronterizo y defensivo. Muchas de estas construcciones se mantienen en pie, restauradas o integradas en la vida cotidiana de los vecinos. Además, las tradiciones populares, ferias y festividades locales refuerzan una identidad rural viva y orgullosa de su legado.

La ruta

Al tratarse de una ruta circular, el punto de inicio es flexible y se puede adaptar según la conveniencia de cada ciclista. En nuestro caso, comenzamos en Cervera, por proximidad, donde dejamos el coche en el parking Silos — amplio, abierto y gratuito.

Ese día compartimos la ruta con nuestro amigo Javi, habitual compañero de pedales y amante del gravel.

Iniciamos nuestra aventura descendiendo suavemente hacia el sur de Cervera, hasta la pequeña Iglesia de Santa María, donde tomamos una pista de tierra en dirección poniente. Este tramo coincide con el Camí de Sant Jaume, la histórica ruta de peregrinación hacia Santiago que ya habíamos recorrido en 2021 durante nuestro primer viaje en tándem. Un bonito reencuentro con el pasado.

Cruzando los vastos campos de cultivo de La Segarra.

Desde allí, seguimos descendiendo ligeramente durante unos 5 km hasta alcanzar Fonolleres (el pueblo nos queda a nuestra derecha, sobre la loma), donde tomamos un desvío hacia el sur y comenzamos el ascenso más exigente del día. Aunque progresivo, el trazado nos llevó de los 415 a más de 700 metros de altitud en unos 15 kilómetros, acumulando cerca de 500 metros de desnivel positivo debido varios sube-bajas.

No se trata de un ascenso técnico ni demasiado exigente. La parte inicial es la más dura, con rampas ocasionales que superan el 10%, pero siempre cortas. En nuestra escala subjetiva de esfuerzo, lo calificaríamos como 4/10: algo duro.

Superada esta sección, atravesamos el tranquilo pueblo de Granyera de Segarra y, tras un breve repecho, descendimos hasta Montoliu de Segarra. Ambos conservan sus antiguos castillos, como muchos de los encantadores pueblos que encontramos a lo largo de la ruta. Esta zona forma parte del conocido itinerario «Castells de Sió», un itinerario cargado de historia medieval.

Castillos de Sió

El itinerario conocido como los «Castells de Sió» recorre una serie de pequeñas poblaciones situadas a lo largo del valle del río Sió, en la comarca de la Segarra (Lleida), donde aún se conservan numerosos castillos y fortalezas medievales que parecen sacados de otra época.
Estas construcciones, muchas de ellas restauradas o reconvertidas en viviendas privadas, fueron levantadas entre los siglos X y XIII, cuando esta zona formaba parte de la frontera entre el mundo cristiano y el musulmán. En aquella época, el avance hacia el sur durante la Reconquista necesitaba de una línea defensiva sólida, y el valle del Sió, por su posición estratégica, fue clave en la repoblación del territorio.
Aunque no todos los castillos están abiertos al público, su simple contemplación desde la bici, destacando entre los campos de cultivo o presidiendo los pueblos, es suficiente para transportarte a otra época. Muchos de ellos han sido modificados con los años, pero conservan sus estructuras originales o partes destacadas como torres, patios o murallas.

L’Ametlla de Segarra.

Una vez llegamos a l’Ametlla de Segarra, comenzó un largo y agradable descenso de casi 30 kilómetros, con paisajes abiertos y ritmo fluido. Solo un pequeño ascenso tras pasar Guimerà nos hizo cambiar el ritmo momentáneamente: unos 50 metros de desnivel en apenas un kilómetro.

En este tramo pasamos por localidades más grandes como Verdú, Anglesola e Ivars d’Urgell, donde hay buena oferta gastronómica si se necesita hacer una pausa y recargar energías.

El descenso acaba en l’Estany d’Ivars i Vila-sana, un humedal recuperado que ofrece una de las pocas zonas de sombra de toda la etapa. Lo bordeamos por una pista muy agradable y bien conservada, saliendo por la parte norte en dirección a Vallverd y después al Castell del Remei, una histórica finca vinícola con bodega y restaurante, ideal para una parada más larga si el tiempo lo permite.

A partir de aquí, retomamos un ascenso muy suave pero constante de más de 35 kilómetros, que nos permitió mantener un buen ritmo gracias al excelente estado del terreno (y la suerte de no tener viento en contra).

Cruzando L’Ametlla de Segarra.

Antes de llegar a Les Pallargues, tomamos un desvío a la izquierda que nos llevó por dos pequeñas subidas consecutivas. La primera, algo más intensa, nos dejó en el precioso pueblo de Florejacs, donde aprovechamos para refrescarnos. La segunda fue más sencilla, pero el calor del mediodía de septiembre empezaba a dejarse notar. Este tramo final se puede recortar fácilmente en 7-8 km si se continúa directamente hacia Pallargues, aunque te perderías la visita a Florejacs.

Desde allí, seguimos ascendiendo de forma progresiva con Cervera ya visible en el horizonte, atravesando pequeños y tranquilos núcleos como Concabella, Hostafrancs, Montcortés de Segarra y La Cardosa.

La última “sorpresa” del día llegó justo antes de cerrar el bucle. Para volver a Cervera cruzamos la autovía A-2 por un túnel, y al salir, una rampa de menos de 1 km con una pendiente media del 6%, aunque con tramos puntuales del 10-12%, nos obligó a apretar los dientes tras tantos kilómetros. No fue dura, pero sí inesperada.

Variantes

Al tratarse de una ruta circular, es muy fácil adaptarla según el tiempo, las fuerzas o las ganas del grupo. Algunas alternativas interesantes:

  • Recorte por el sur: Puedes evitar la parte más montañosa de la Segarra saliendo directamente desde Cervera hacia Tàrrega. Se pierde desnivel… pero también los castillos.
  • Acortar después de Tàrrega: Tras pasar esta localidad, se puede tomar dirección norte sin llegar a Ivars d’Urgell, enlazando el track a la altura de Claravalls.
  • Ampliar al oeste: Si te queda energía, puedes alargar la ruta tras l’Estany d’Ivars pasando por Linyola, Bellcaire d’Urgell, Bellmunt, Penelles y Castellserà. Una opción perfecta para los más ambiciosos.

Valoración personal

Esta ruta circular por las tierras de Lleida ha resultado ser una experiencia muy completa y equilibrada, perfecta para quienes buscan una jornada larga sobre la bici sin necesidad de enfrentarse a terrenos técnicos ni pendientes extremas.

Lo que más destacamos es la variedad de paisajes: desde los campos abiertos de cultivo que cambian de color según la época del año, hasta los pequeños pueblos medievales con castillos en lo alto que aportan una dimensión histórica y visual muy especial. La sensación de recorrer lugares con tanta historia, muchas veces por caminos poco transitados, es uno de los grandes atractivos de esta ruta.

A nivel físico, es una ruta exigente en duración, pero no especialmente dura en desnivel ni en dificultad técnica. Es ideal para bicicletas gravel, aunque también se puede disfrutar perfectamente con una MTB ligera. El terreno está mayoritariamente en buen estado y las pistas de tierra compacta permiten rodar con fluidez durante gran parte del recorrido. La ascensión principal es larga pero progresiva, y solo en algunos tramos puntuales encontramos rampas más duras, pero nada insalvable.

Uno de los puntos fuertes es la ausencia de tráfico, lo que permite rodar con tranquilidad, disfrutar del entorno y mantener conversaciones sin preocuparse por coches o cruces peligrosos. Además, al pasar por numerosos pueblos, se pueden hacer paradas para avituallamiento, comidas o simplemente para descansar bajo una sombra (pocas, eso sí: en días calurosos conviene madrugar o prever zonas de descanso).

En resumen, es una ruta muy recomendable para ciclistas de nivel medio que quieran disfrutar de un día largo pero manejable sobre la bici, descubriendo paisajes rurales, castillos solitarios y pueblos con encanto, todo ello rodando con calma y disfrutando del trayecto más que del destino. Sin duda, una de esas rutas que te reconcilian con el placer de pedalear sin prisas.

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *